The most beautiful star [Amelia]

Había decidido escaparme para ver las estrellas durante un rato. Sabía que teníamos otque de queda a las doce, pero como siempre no pensaba cumplirilo. Odiaba a los que me ponian reglas que obviamente no acataba. Odiaba a los que intentaban robarme mi libertad, ya que solo estaba en esa academia para relacionarme y aprender a maejar mi dón. Aunque solo me quedaba la especialización física, y despues sería libre. No me imaginaba mi vida fuera de la academia. Suponía que volvería a estar solo, que volvería a pasara como cuando me convertí.

Intenté dejar esos pensamientos a un lado de mi cabeza, ya que no me gustaba demasiado pensra en esos temas cuando me había escapado para disfrutar de un poco de libertad. Con lo cual dirigí mi vista al cielo. La noche estaba especialmente bella, las estrellas alcanzaban un brillo hermoso. Era el único momento del día en el cual podía salir a la calle sin protector ni daño físico. Me snetía mejor que nunca.

Entonces, algo se movío detras de mí. Apareció una chica, debía ser de mi edad, correción, aparentar mi edad. Su olor era, obviamente, de humana. Sonreí, ya que era especialmente bella. Tenía el pelo del color del azabache, y sus rostro era proporcionado y hermoso. Sus ojos, marrones, indicaban su raza, y su cuerpo un poco bajo pero con curvas.

-Hola -articulé, y coloqué mi mirada en sus ojos. - ¿Tu tambien de escapada?

Estaba en mi habitación, mirando desde mi ventana la hermosa noche, y me aburría tanto que preferí salir a dar un pasado ¿Por qué nos limitaban tanto en la academia? Es decir, no haríamos nada malo, bueno, al menos no yo. Era lógico que al ser todos adolescentes serian un poco alocados, pero yo no me consideraba una chica normal, yo siempre había sido dedicada y responsable, además con mi capacidad de escuchar a los demás, sabia como comportarme en ciertos momentos.

Salí de mi habitación y me dedique a recorrer los jardines, era un lugar hermoso sin duda. El cielo estaba lleno de estrellas y yo solo las contemplaba como una tonta. La belleza de las estrellas nunca se le podría comparar a nada que yo hubiese conocido. Me quite mis zapatos y los puse en mis manos para caminar y sentir el suave césped, definitivamente era injusto que solo pudiéramos salir hasta las doce, así que esa regla la tendría que romper a menudo.

De repente escuche una voz en mi cabeza, no estaba sola. Seguí acercándome hasta que me encontré con un chico, debía ser un poco mayor que yo. Me sonroje de inmediato al escuchar lo que pensaba de mi, la verdad es que era muy halagador. Sentí un poco de remordimiento por invadir su privacidad pero era algo que yo no manejaba, no podía apagar mi don.

-Hola- Dije tímidamente con una sonrisa –Si, eso parece- Dije refiriéndome a la escapada.

La miré de arriba a abajo, otra vez. Tenía los pies descalzos, seguramentes para escaparse sin hacer ruido o para ir un poco mas cómoda. La verdad es que era especialmente bella, mas que las vampiras. Era un poco baja, pero eso a la vez la añadia belleza. "¿Pero que me pasa?" pensé, y giré mi cabeza de nuevo a las estrellas. Despues del analisis exaustivo a la chica, volví, o al menos intenté volver al mundo real.

-¿Quieres sentarte? -pregunté, esbozando una sonrisa, y haciendola un ademán para que lo hiciera. -Yo soy Seth Blum -sonreí un poco mas fuerte.

Volví a concentrarme en las estrellas que se alzaban ante mí, y dejar esas sensación que notaba en mi cabeza a un lado de mi cerebro. Fué díficil, pero volví a estar cocnentrado en tal belleza, la de las estrellas no la de la humana. Me revolví el pelo con una mano, y me recosté en el cesped de allí, en el suave cesped. Noté como todos los nervios de mi cuerpos se activaban al contacto con la hierba fresca de la noche. Me pusé una de mis manos en mi nuca, y respiré muy hondo.

-Hermoso, ¿verdad? -articulé, con una voz suave y confiada, aunque en mi cerbero no me pasaba lo mismo

Bueno, sus pensamientos me halagaban mucho, tanto que estaba completamente roja. Yo era una chica tímida ya que no estaba acostumbrada a tratar con los chicos, solía alejarme de ellos ya que muchas veces sus pensamientos eran crueles, aunque parecía que este chico era diferente, el solo pensaba cosas normales, como lo haría yo o cualquier otra persona. Eso era bueno, me sentía mas relajada y al fin de cuentas eso era lo que buscaba en este lugar, tranquilidad. El me pregunto si quería sentarme, si lo haría, no me haría daño un poco de compañía.

-Claro- Dije mientras ponía mis zapatos en el césped y me sentaba cerca de el. Le sonreí tal y como el lo había hecho –Yo soy Amelia Gautier- Dije con voz tranquila, no deseaba que alguien viniera y nos regañara.

El se recostó en el césped contemplando las estrellas, yo sentía deseos de hacer lo mismo pero preferí quedarme allí sentada con la vista en el cielo. Una palabra en su mente llamo mi atención “la humana” Me estremecí. De inmediato lo mire a los ojos. Eran azules. ¿Qué debía hacer? Tenia que admitir que la idea de estar tan cerca de un vampiro me ponía nerviosa, después de todos ellos se alimentaban de sangre. Pero se suponía que aquí no podrían hacerme daño, estaba segura, o algo parecido a estarlo.

-Si, lo es. Hay personas a las que no les gusta la oscuridad, pero sin ella no se podría disfrutar de las estrellas- Dije en un susurro, sabia que el podría oírme, además, no quería acabar con la tranquilidad y calma que nos rodeaba.

Ella se pusó roja, y por un momento no entendí porque. Pero entonces me acordé de que los humanos suelen tener dones de lectura y asimilación. "Mierda !" pensé, seguramente podía leerme la mente. Entonces, tenía que intentar dejar mi mente totalmente en blanco y no pensar cuanndo estuviera cerca de ella, no quería revelar esa atracción que había sentido hace un momento. Suspiré.

-Mucho gusto -respondí, cuando oí su nombre. Amelia Gautier, no se me iba a olvidar nunca

Ví como ella se sentaba. No como yo, una porstura mas tímida, como resentida. "¿Qué pasa?" pensé. Lo úncio que sbía es que podía leer mi mente, pero no había pensado nada que pudiera dañarla. Había tenido cuidado con todas y cada uno de mis pensamientos, a la vez que mis palabras. Esa humana era un completo misterio para mí, lo cual em despertaba mas curiosidad y atracción.

Entonces susurró algo que no pude llegar a oir. -¿Eh? -articulé, uanque pronto volvía concentrarme en las estrellas y en el cielo

Sonreí de lado, el había acertado, sin conocerme había descubierto que yo podía escuchar sus pensamientos, pero lo que el no sabia es que era imposible controlarlos, nadie podía decidir no pensar en algo y tener éxito en esto. Yo lo había intentado un millón de veces pero nunca había tenido éxito por que a la minima distracción las ideas se acumulaban en la cabeza y fluían con libertad. Atracción bueno, me sentía muy halagada, pero trataría de no sonrojarme de nuevo.

Que dulce parecía ser este chico, pero nunca entendería porque esa atracción por mi, es decir, yo no tenia nada de especial, era solo una humana común, nunca podría ser tan bella como las vampiras.

Sentí un poco de remordimiento al ver que el se había dado cuenta de mi reacción, pero no era resentimiento, era solo precaución, el era un vampiro y yo una humana ¿Qué se supone que debía hacer? Relaje todos mis músculos, si el tenia la menor intención de hacerme daño yo lo sabría así que no había nada que temer, el parecía agradable, y ya que decía sentirse atraído hacia mi pues no me haría daño.

El no presto atención a lo que yo haba dicho, bueno, me sentí ignorada y eso no me gusto, el estaba tan concentrado en las estrellas que no me estaba prestando atención ¿Para que me había invitado a sentarme entonces? –Nada, solo tonterías mías, olvídalo-

Volví a intentar aislar todos mis pensamientos, para que no pudiera leerlos. Tal vez, en vez de especializarme en física debería haberlo hecho en engaño, me habría salvado de este momento. Pero, no podía hacer nada, y pensando solo en las estrellas mas que ayudar estaba pasando de ella. Cambié mi posición de nuevo, me senté. Abracé mis piernas contra mi pecho, y la miré una vez mas, solo porque me agradaban las vistas. No sabía porque me atraia, estaba totalmente perdido. Aunque, la verdad es que nunca había entendido ni a mi cabeza ni a mis pensamientos, y seguramente no lo haría en toda la eternidad.

-Bueno, cuentame algo de tu vida -dije, curioseando. Simepre había sido muy curioso, tal vez demasiado. Pero nunca me quedaba con dudas ni preguntas, y hoy ni iba a ser una excepción. Además, sentía que necesitaba saber as sobre esa chica, por la atracción que había sentido. Moví mis piernas y me acerqué un poco mas a ella. Despues, ocmencé a jugar con el cesped, pero sin perder atención en ella. Seguramente yo tambien tendría que contarle algo de mi vida, y bueno, se habría dado cuenta de que soy vampiro, con lo cual podía contarle mi "interesante" vida.

[Off: Lo siento, tengo 0 inspiraión, pero no se me van las ganas de rolear :3]

No sabia cuantas veces había visto mi rostro en sus pensamientos pero la verdad es que eran muchas. Sonreí, el trataba de ignorarme pero no podía, que curioso era todo. Mentalmente le daba la razón, era difícil, casi imposible entender a la cabeza. Muchas de las cosas que pensamos las hacemos sin intención, los pensamientos llegan solos a la cabeza ya sea por una imagen o un olor que nos recuerde algo. Yo pensaba en muchas cosas, en este momento pensaba en este chico, tenia que admitirlo, era el chico mas guapo que había visto hasta ahora, pero bueno, yo no había visto a nadie hasta ahora, de hecho el era el primer vampiro que conocía hasta ahora ya que Mitch era dividida, aunque yo aun no entendía mucho de eso.

El quería que le contara algo de mi vida, dude, la verdad es que mi vida no tenía nada interesante, lo más interesante que me había pasado hasta ahora era estar aquí en este momento, en esta academia con un vampiro. El si que debía tener cosas interesantes que contar ¿Cuántos años tendría? –No es muy interesante mi vida, viví con mis padres hasta que estos se separaron y me fui a vivir donde mi tía- Dije con voz melancólica, la extrañaba, pero sabia que esta experiencia me ayudaría a madurar, seria parte del aprendizaje. –Cuéntame tu de la tuya, seguro la has pasado mejor que yo- Dije con una sonrisa motivándolo a que me contara de su vida.

Off: No te preocupes, te sigo el ritmo.

Dejé de intentar evadir su lectura mental, para escuchar la historia de su vida. La verdad es que me la esperaba un poco mas increible. Sus padres tambien se habían separados, igual que los mios. Solo que el motivo de su ruptura fuí yo. Me snetía culpable y furioso, ya que hice que mi madre se vendiere y jurara amor enterno al alguien que no quería por mí, por mi culpa. Alejé dicho pensamiento de mi cabeza, ya que me acordé de que leía mi mente, y comencé con la aburrida pero cierta historia de mi vida.

-Bueno..., yo nací en Edimburgo. Mis padres, se separaron cuando yo nací, y mi madre se casó con otro -me salté los detalles-. Despues, fuí creciendo, hasta que alguien me mordió, y me convertí en lo que soy ahora. Estuve mucho tiempo de nómada en los bosques de Gran Bretaña, vagando y agonizando, hasta que mi situación se estabilizó un poco. Entonces viné aquí, y estas dos ultimas fases an pasado muy rápido, demasiado rápìdo. Desearia que se detuviera el tiempo -demasiados detalles, me paré en seco.

Pasé mis dedos por el suave cesped francés, acariciandolo. En mi mente, dejé de intentar aislar mis pensamientos ya que admití mi derrota. Seguramente existiera algun escudo, como el que teniamos para el sol. A su lado, mi dón era una m*erda. Yo podía controlar el viento, pero ella podía saber todo lo que quisiera de alguien con solo pensar. Realmente era increible. Suspire, y pensé "Asi que, ¿no tengo secretos para ti?" obviamente, este pensamiento iba dirigido a Amelia

Sonreí de lado ¿Por qué razón el creería que mi vida podría haber sido mas interesante? Yo era una humana común, con familia amigos y problemas, nada había de especial o de diferente en mí que las demás chicas no tuvieran. Me morid el labio al escuchar lo que el pensaba, no entendía porque alguien podía echarse la culpa de algo como la separación de sus padres, yo siempre había pensado que cada uno era responsable de sus acciones, así que si alguien tenia la culpa eran sus padres, no el, ya que a pesar de lo que el hubiera hecho la decisión la habían tomado ellos, no el.

Me quede en silencio mientras el narraba su historia, paseaba mis dedos con delicadeza por el césped mientras le sonreía. Efectivamente su historia había sido mas interesante que la mía, el había tenido una aventura ya que para mi ser convertido en vampiro era algo muy interesante. Había vagado por lugares y tenido muchas experiencias, yo a eso le veía el lado positivo. –Yo en ocasiones también desearía eso, pero nos perderíamos de cosas maravillosas- Dije agregando a su comentario acerca de que el tiempo se detuviera. ¿Cuántas veces no había deseado yo eso? Pero había aprendido que es mejor dejar que las cosas sigan su curso.

Seth había admitido su derrota, pero esto no era una guerra, era el, un chico normal con alguien que podía leer sus pensamientos. No era mi intención hurgar en su mente, pero yo no podía evitarlo, no había forma de anular mi don y muchas veces era mejor no saber lo que los demás pensaban ya que yo salía herida. ¿Un don o un castigo? Controlar el viento, no me parecía un mal don, de hecho era muy interesante, aunque bueno, el tenia razón, yo podía saber lo que quisiera de alguien sin necesidad de preguntarlo, lo cual era muy útil. No pude evitar reír –Parece que así es, aunque bueno, siempre puedes alejarte de mi- Esa era la única forma de evitar que yo lo escuchara.

Ella sonrió de lado. En realidad, me parecía algo injusto que ella pudiera leer mi mente, mientras que yo no sabía ni lo que opinaba de mí. En realidad sentía celos por su dón, a su lado la aeroquinesis no era mas que un petardo, lo suyo lo bomba. Pero yo podía volar y ella no, yo podía formar esferas de aire, mover nubes para defenderme del sol, formar escudos, controlar las frías corrientes del norte y las cálidas del sur. Cosas como esa que hacía que mi vida fuera algo mas emocionante. Y tanto era, que ya creía que no podía vvir sin el elemento aereo.

Comenzo a pasar el dedo por el césped mientras yo contaba mi historia. La verdad es que me resentía algo recordar mi pasado, del cual llevaba huyendo mucho tiempo, demasiado tiempo. Pero, que se le iba a hacer, alguna vez tendría que contarlo, y afrontar que era un vampiro y que había perdido a mi familia. Intenté librame de esos pensamientos, sabía que todo lo que pensaba se transmitia a su cerebro. Era duro, pero seguramente me acabaría acostumbrando. -La verdad es que tienes razón -dije, en función de su comentario. Despues, me sorprendió lo que dijo.

-Nunca me alejaré de ti -dije, sin pensarlo. Fué una respuesta momentanea, algo rápido. Lo dije con una voz clara y aguda. -Y, si alguna intento hacerlo, impidemelo -concluí, con una sonrisa pícara. Despues, miré al cielo durante unos instantes. Una estrella fugaz cruzó el cielo. Cuando me dispusé a pedir mi deseo, recordé que se acabaría enterando. Por eso decidí hacer lo único que tenía una posibilidad de evadir su dón. Si murmuraba lo primero que pensará, tendría pocos segundos para enterarse de lo que había dicho. Era un plan suicida, sabía que se iba a enterar, pero lo prefería a no pedir un deseo. -Quiero saber mas sobre Amelia, por qué me atrae de esta forma -dije, en un sonido casi inaudible. Despues, me olvidé de eso

¿El quería saber lo que opinaba de el? La verdad es que yo aun no sabia que opinaba de el, bueno, era guapo, muy guapo, era interesante y era un vampiros, esas cualidades me llamaban la atención obviamente, pero aun no me había hecho una imagen de el, es decir, me faltaba saber muchas mas cosas de el para poder pensar. Escuche con atención las cualidades de su don, la verdad es que era muy interesante y emocionante las cosas que podía hacer. No consideraba mi don algo del otro mundo, pero la verdad es que si era útil. Me generaba bastante curiosidad su don, era poderoso, más de lo que el mismo creía.

Seguí acariciando el césped, era suave y estaba frío, no llovería, era una noche despejada y estaba el cielo lleno de estrellas. El me dio la razón, esta vez estaba segura de que la tenía. Es decir, podían pasarnos cosas malas, pero siempre había algo, la mas minima cosa que cambiaba todo y nos hacia disfrutar de una experiencia única. Cerré los ojos un segundo, su cabeza era mucho mas sana que la mía, no entendía porque en verdad quería saber lo que yo pensaba, yo desearía no tener que hacerlo, muchas veces escuchaba cosas que preferiría ignorar.

Su respuesta fue apresurada y casi desesperada, sonreí ¿Por qué actuaba de esa manera? El hablo de forma clara y aguda. –No te preocupes, aunque no entiendo porque querrías estar cerca de alguien que no te deja tener intimidad- Dije refiriéndome a que yo podía saber siempre lo que el pensara incluso antes de que el fuera conciente de ello. El vio una estrella fugaz levante la mirada hacia el cielo pero ya no estaba allí. El quiso pedir un deseo pero el saber que yo podría escucharlo lo detuvo. No pude evitar reír, pero no me estaba burlando de el, me hacia gracias todo, el que el quisiera evitar que yo me enterara de todo y el que yo no dijera nada al respecto. –Eres tan dulce- Dije sin pensarlo, las cosas me salían mejor cuando no pensaba. Me levante un poco poniéndome de rodillas y bese su mejilla.

La noche seguía tan calmada, tan quieta. Ni un grillo interrumpía aquel lugar maravilloso. Resople, me dió de repente un bajón. Quise mover mi mano, pero no podía. A los segundos volví a recueprar el control sobre mí. No sabía que me había pasado, estaba intrigado. Intenté olvidar esa sensación, intenté dejarlo a un aldo de mi mente, aunque tenía asumido que Amelia se acabará enterando. Asi que volví al mundo real .

Entonces pasó un suceso de cosas de la sque me acordaría durante toda mi vida. Ella dijo una pequeña reflexión. Sonreí suavemente. -Tampoco se él porque, pero solo te rometo que no me alejaré de tí .dije, practicamente espontaneo. Si quería soprenderla, al igual que con Mitch, tenía que ser muy expontaneo. Entonces, me besó en la mejilla. Ese contacto fué increible, maravilloso ..., mortal. Volví a tener esa sensación. La sensación de impotencía. Noté un pitido en mi mente, y al momento supe lo que me pasaba. La falta de sangre. Había estado dos semanas sin probar ni una gota, intentando huir de mi maldición. Pero, al fin de al cabo, los records tienen efectos secundarios, como perder el conocimiento. Caí al suelo, y me desmayé.

Off: Menudo desenlace O.O, Abro en la efermería