Una canción nunca termina {Libre}

"Watching the sun slowly go down, and thinking if you´ll ever be arround, to see you again when I fall".-Me detuve un segundo.-Esa última línea está mal.-Tomé mi guitarra y traté de concentrarme en la canción que estaba escribiendo, no era buena escribiendo realmente y nunca lo había sido, pero yo realmente quería terminar de escribir esta canción.-"Stay in that place or let me go now, I´m standing right here and no one is arround, just you and I"-Eso sonaba mucho mejor, a veces habían momentos en los que estaba bastante inspirada y sentía que podía escribir toda la mañana y había otros en los que simplemente ni una letra salía de mi cabeza. Este era un día bueno al parecer, pero probablemente sólo por que me sentía mal y eso me motivaba a escribir mejor.

Miré el amanecer, había estado allí desde la noche, haciendo nada, esperando a que el amanecer llegara y queriendo estar sola y pensar correctamente. Mi guitarra adornaba la escena, los acordes sostenian en una pieza ese mismo momento y la música salía de mis dedos cmo por arte de mágia. No en literalmente.

Miré a un lado y vi los pasillos vacíos, no había nadie por ahí en ese momento, mientras yo estaba sentada en la ventana de cristal con guitarra y hojas en mano, a veces quería que alguien llegara a salvarme de mi misma, de mis pensamientos y de mis temores. Sabía que tecnicamente eso nunca llegaría a pasar pero seguía teniendo la esperanza. Había terminado el turno de guardía de los prefectos a las tres de la mañana, me gustaba mucho dormir en las tardes, a diferencia de los demás divididos que preferían tener, muchas veces, clases con los humanos. Tal vez se identificaban más con esa raza. Fuera cual fuera tu elección eras libre de elegir tus clases mientras cumplieras con las horas determinadas.

Suspiré y pasé mis manos por los papeles una vez más.-!Mierda!.-Dije mientras veía la sangre correr por mi dedo, muy poca pero a fin de cuentas sangre. Me lo cubri y miré a todas partes, paranoica. "Tranquila, es el amanecer" me dije a mi misma, aunque realmente los vampiros en esta academia usaban ese extraño protector solar contra las quemaduras. Me llevé el dedo a la boca y probé mi propia sangre, la cual para mí sabía bastante asquerosa. Luego esperé un rato sin tocar nada y sólo pensando, mirando a la nada. Era sólo una debil dividida.

Inhalé de nuevo el aire que me rodeaba. La quemazón en mi garganta se sontenía, y necesitaba lo que siempre había odiado, la sangre. Odiaba hacer daño a seres vivos solo para sostener mi vidad¡, odiba adicha parte de mi raza. Aunque sabía que poco podía hacer, y siempre procuraba hacer daño solo a animales. Por fin, avisté un ciervo. Hicé que el aire y el viento se concentrara en mi mano, formando una esfera, que lancé hacía una de sus patas e hice que cayera insconciente. Despues, me acerqué a él y mordí su cuello. Al instante, mis colmillos salieron a mi boca, y comenzaron a alimentarse. Despues, apoyé mis manos en un árbol y pusé mi cabeza hacia abajo. Me iba a costar salir de ese frenesí.

Media hora despues de alimentarme, recuperé el control de mi cuerpo. Notaba como era mas ágil, mas fuerte. Era una de las mejores sensaciones de mi vida. Decidí que era hora de volver a la academia. Alcé el vuelo, ya que estaba bastante lejos. Comencé a moverme entre las nubes. Me encantaba mi dón. Podía hacer lo que quisiera, usarlo a modo ofensivo, defensivo, para volar. No sbaía como había tenido tanta suerte. Si la sangre era la peor parte de mi vida, la aeroquinesis era la mejor. Én unos segundos, avisté la academia. Bajé, y oí un sonido proveniente de una de las ventanas. Era una canción, una de la mejores canciones que había oido en mi vida.

Cuando entré, ví que una chcia estaba en la ventana, escribiendo una de las mejores canciones que había oido en mi vida. De pronto reconocía a aquella chica, Mitch, mi mejor amiga. Yo tambien tocaba y escrbía canciones, pero no tan buenas como esas. Eran increibles. Me quedé al otro lado de la pared, no quería interumpirla, ya me presentaria cuando acabará. Sonreí abiertamente cuando paró de cantar. Entonces, olí algo. Era sangre, provenía del mismo sitio desde dónde estaba Mitch. Ya no tenía un frenesí cuando la olí, me acababa de alimentar y estaba tranquilo.

Entonces, crucé el tramo de la pared que me separaba de ella. La ví mirando el amanecer, con la guitarra en su regazo. Comencé a aplauidr. -No sabía que compusieras tan bien -dije, y la dí un abrazo. Desde que llgué a la acdemia, Mitch había sido una de las pocas personas que me comprendía, y por tanto, mi mejor amiga. Y nunca me cansaba de verla. Entonces ví un pequeño corte en su dedo. Me quedé quieto, esperando a que ella dijera algo

Me detuve un segundo en el sol, que apenas se veía en el horizonte. Y luego mi mirada se posó en los brazos que me acobijaban por dentrás. ¿Quién era? Y luego su escencia me dejó entender quien, era Seth, mi mejor amigo. Me acomodé un poco y miré mi dedo de nuevo, me encojí de hombros, los accidentes ocurrian, pero yo nunca vi a Seth hacerle daño a alguien. No me di cuenta antes de sus pensamientos, tal vez estaba perdiendo mi toque o sólo aun no lo controlaba bien.Era extraño sentirme de alguna forma sorprendida por su precensía aquí.

Me apené durante unos segundos y escondi mi cara tras mi cabello obscuro, luego sonreí.-Yo creo que es realmente mala.-Le dije sincera con una pequeña risa, apoyé mi cabeza en la pared mientras le hacía espacio para que se sentara. El se quedó viendo directo a mi dedo, en donde la sangre ya no corría y se estaba cerrando bastante rápido.-Es sólo un corte, suele pasar, mi mitad humana ya sabes.-Le dije sin dar importancía a aquello aunque en realidad le daba bastante importancia, el no poder ser alguien completo, un vampiro o un humano, a veces me frustraba bastante. Había algo que siempre me había preguntado, ¿Los vampiros gustarían de la sangre de los divididos? Por que nunca antes había visto a un vampiro atacar a un dividido pero por alguna razón siempre pensé que eso sí podría llegar a pasar. Aunque a juzgar por la cara de Seth el no parecía muy afectado por aquello. ¿Qué hacía Seth por aqui en el amanecer? Debería estar en su habitación, y como prefecta yo debería regañarlo por estar allí pero no dije nada.

Mi guitarra que ahora descansaba en mi regazo era de un color marron claro con cuerdas negras y otras de cobre. Era una hermosa guitarra que había pertenecido a la madre de mi padrastro cuando aún vivía, había sido bastante amable de su parte regalarmela. Las hojas estaban regadas por todas partes, no había necesidad de mentirle a Seth sobre aquello.-Componer me relaja.-Le dije tranquila, lo más que pude, aún tenía en mente el lobo que se escondía en la academia. Ese lobo que sin querer metimos por nuestra propia voluntad en una escuela de vampiros y que ahora corría peligro. ¿Qué pensaría Seth de los lobos?

NO.

Sabía que pasara lo que pasara, pensara lo que pensara, esto era un secreto que no podía develar a nadie. Era un secreto que nos costaría la cabeza. Ni aunque fuera mi mejor amigo, a veces teníamos que hacer cosas que no queríamos para proteger a los que nos rodean. -¿Qué haces aquí Seth?.-Le pregunté llena de curiosidad.

Examiné su corte. No corría demasiada sangre. Debía haberselo hecho con el papel o con alguna astilla, porque los brotes corrían de un mismo punto. No entré en frenesí, ya que me había alimentado hacia media hora, y seguramente aguantaría una semana comiendo comida humana. Con lo cual, no hice nada.

Despues, su comentario me tomó por sorpresa, aunque sabía que Mitch siempre era muy humilde. Aunque lo era demasiado. -Pues, digas lo que digas, no negaras que es buena -dije, mirandola. Esbocé una sonrisa de lado. Despues, mencionó lo del accidente. -Ya sé que eres medio humana, y aunque no lo fueras los accidentes pasan -aseguré, parecía mas deprimida de lo normal. Aunuqe su dón, aunque muy útil, tambien es deprimente. Ya que no podía ser sorprendida, siempre sabía todo lo que quería saber de los demás, y no podía detenerlo. Con Amelia dije que me gustaría tener su dón, pero me lo estaba plantenado. Y, lo mas raro de todo es que ellas dos tuvieran el mismo don, y fueran tan dferentes. Mitch era híbrida, Amelia humana. Mitch solía deprimirse y se cuestionaba las cosas, Amelia siempre tenía una sonrisa. ¿Cómo podían tener tantas diferencias y tan pocas similitudes?

La verdad es que lo que dijo tenía razón. Componer relajaba, y mucho. Podías expresarte, decir todo lo que sentías, plasmarlo en una canción. Nadie te iba a decir nada. Dios, era una de las mejores sensaciones que había. -A mi tambien me relaja, muchísimo -dije, y le eche un vistazo a su canción. Había una line tachada, y otra encima. Las dos expresaban casi lo mismo, indecisión. Tal vez se sintiera así, los sentimientos de Mitch siempre habían sido muy inverosimiles. Demasiado inverosimiles, ya que ella nunca había encontrado el amor. Y su historia era mas triste que la mia. Cuando yo llegué necesitaba una amiga y la tuve a ella. Ahora ella parecía que me necesitaba. Iba a intentar ser lo mas amable posible, y la ayudaría. Pero primero ella tenía que dejarse ayudar.

¿Qué hacía aqui? Buena pregunta. Había ido a cazaz, me había escapado para acatar mis necesidades. Y cuando volvía, me encontré con ella. -Bueno, oí tu canción y decidí venir -dije. -¿No quieres que este? -encogí mis hombros y despues miré el amanecer de nuevo. El sol era extremadamente bello, mientras salía entre las montañas.

Asentí con la cabeza, los pensamientos de Seth no sonaban tan altos como el del resto de las personas, eso podría indicar que estaba bastante tranquilo. Por un segundo, cuando la gente no gritaba lo que pensaba en sus cabezas, podía escuchar tranquilamente lo que el resto del mundo decía. El mundo exterior. En vez de estar metida siempre en mi cabeza.

-No, está bien, te puedes quedar.-Le dije con una sonrisa. Realmente no me importaba que estuviera aqui, aunque tenía que admitir que, nunca me había gustado que la gente me viera tocando, con la excepción de mi propia madre. En el pasillo no se oía nada, inmutable como el sólo mientras el sol subía por el horizonte, definitivamente una vista hermosa. Aqui en la academia estabamos totalmente a salvo de los rayos del sol, este era de los pocos lugares en donde realmente podías apreciar la salida del mismo además de los jardines.

Lo miré de reojo, estaba bien, tal vez si llevaba protección contra el sol entonces. Yo llevaba un poco también por que, aunque no me quemara como los vampiros ante el sol, si me afectaba un poco, mi piel se ponía roja y empezaba a arder. En mi opinión era como una combustión en camara lenta.

Seth revisó con la mirada mis hojas, me sentía bastante incomoda cuando alguien lo hacía, fuera quien fuera, pero lo dejé hacerlo sin oponerme por que era mi mejor amigo. Si fuera cualquier otro hubiera sacado sus manos de los papeles y lo hubiera mandado a su dormitorio. Y como prefecta se supone que debía hacer eso pero realmente no tenía ganas hoy.

-¿Ya hiciste tus tareas vampiro?.-Le pregunté con un toque de humor en mi tono de voz. En realidad nunca se me habían dado muy bien los chistes, siempre terminaba riendome sola. Me cayé y esperé unos segundos recobrando un poco de los pensamientos de Seth.-¿Amelia?.-Le pregunté curiosa, esa era la humana que se entrometió en la escena cuando estaba usando mis habilidades. No era una anecdota muy placentera. Tenía mi mismo don hasta donde tenía entendido. Pobre de ella, pensé.-Te encariñaste mucho con ella ¿He?

Sonreí, me gustaba saber que mi mejor amigo tenía otras distracciones, nunca lo había visto llendo enserio con nadie. Tal vez por que no había estado demasiado tiempo en su vida o por que simplemente para el no había llegado la indicada. Pero por dentro quería saber más de ella, no la conocía, ni siquiera yo, quien la ingresó a la escuela, sabía leves cosas sobre ella. Y aunque teníamos muchas cosas en común nunca se me pasó la cabeza, con tantos otros problemas, que ella podría ser una ayuda para mi.